En todas las casas… o en casi todas, había un cuarto –pequeño o mediano- a veces denominado “el cuartucho”… o quizás un “altillo”, donde se guardaban aquellas cosas que no eran de uso diario o que se conservaban simplemente… por no desprendernos de ellas. Pues, en mi casa de calle Laprida teníamos las dos alternativas, el famoso “cuartucho”, que no era otra cosa que el espacioso lugar que dejaba la escalera que iba a casa de nuestro vecino y el altillo, al que se accedía por una hermosa escalera con baranda de hierro. Este último era amplio y tenía una ventana que daba al patio. Habrá sido un “mudo” testigo de nuestros primeros cigarrillos…

Entre otras cosas, allí se conservaba un viejo ropero de madera fina, con un enorme espejo en su puerta, reliquia heredada del mobiliario de mi abuela materna. Recuerdo que en una gran gaveta que había en el mismo, mi abuela conservaba decenas y decenas de novelas y libros, dedicados y firmados, por un admirador que se los había obsequiado a través de los años. Solamente sabemos que ella recibió los regalos, pero nunca llegó a tener una relación con el –para nosotros- desconocido personaje.

Pero, en el “cuartucho”, teníamos cajas con antiguos juguetes ya pasados de moda, revistas, algunas cajas con chucherías, y lo más importante, los “atriles” de la orquesta de papá. Cada fin de semana lo sacábamos y cuidadosamente lo limpiábamos para que pudiera utilizarlos en el baile de turno. Eran livianos, pues los frentes estaban construidos con madera terciada y solamente los pies eran de madera mas pesada. Ajustábamos los tornillos de los parantes y cualquier rasponcito se retocaba con pintura. Que yo recuerde, en distintas épocas, tuvimos dos diferentes diseños de atriles, pero siempre eran cuatro bajos (bandoneones) y cinco altos (contrabajo y violines).

Cuando íbamos a algún baile, nos emocionaba verlos espléndidamente expuestos, con el nombre del viejo en cada uno de ellos… José Sala y su gran Orquesta Típica!… Claro que si había un poquito de viento, se tornaban un poco más “rudimentarios”… y originales… con los “palitos de la ropa” sosteniendo las partituras!…
Qué años felices aquellos… da gusto rememorarlos!…

José Osvaldo “Cacho” Sala
Davie, Fl. – Abril 08, 2018