por José Osvaldo Sala

“-Salió al patio del conventillo. La reja, bordada por las floridas enredaderas, dejaba ver la ventana entre abierta. Esa ventana que había sido testigo de sus encuentros casuales en las noches iluminadas por la Luna e impregnadas con perfume de frescas rosas. La misma Luna que marcaba, sobre las paredes del patio, extrañas siluetas, mientras la guitarra del “Pardo” Gorio y el fuelle del “Flaco” Fuentes crecían más y más, creando un círculo de emocionada audiencia. Al compás del tango, más de una pareja dibujaba en las baldosas, intrincadas y armoniosas figuras. ¡Qué tiempos aquellos!…”

-¡Contame más, abuelo!…

“-Ella se llamaba Teresita. Y era la muchacha más hermosa del barrio. Dulce y tierna… con sus ojos negros, grandes y brillantes, parecía un ángel. ¿Y él?… Un loco, bohemio solitario, profundamente enamorado de ese ángel…. Que, muchas veces, sentado en el escalón del patio, pasaba horas escribiendo poesías y cuentos mientras observaba su portal… esperando que ella saliera, para tan solo verla pasar a su lado…”

-¿Y entonces, abuelo?…

“-Ella había comprendido… y poco a poco fue llenando su corazón de un amor silencioso, esperando por él. Sin embargo a él, sin darse cuenta, la vida lo empujó por otros caminos… Los versos, la música, las trasnochadas y el ambiente fueron cambiando su destino, aunque siempre recordaba a Teresita, el patio, su ventana bordada de enredaderas, sus encuentros casuales y su bonita silueta saliendo del portal. Por fin, un día, el comprendió que no podía vivir sin ella, que la necesitaba más que nunca. Dejó de lado sus versos, sus cuentos y su carrera. Decidió volver… regresar a buscarla… a decirle que la amaba y… ”

-¿Y, abuelo?…

“-Nada, mi’hijo… nada… Ella ya no estaba y las cosas habían cambiado tanto que su corazón de llenó de pena y desilusión… “

NADA

Tango
Música: José Dames
Letra: Horacio Sanguinetti

De las tantas versiones de este hermoso Tango hemos seleccionado tres.. Contanos cual es la que más te gusta !

Nada. Versión interpretada por Mercedes Sosa y María Graña
Nada. Versión interpretada por Raúl Lavié y Abel Pintos
Nada. Versión interpretada por Julio Sosa con la Orquesta de Leopoldo Federico

He llegado hasta tu casa…
¡Yo no sé cómo he podido!
Si me han dicho que no estás,
que ya nunca volverás…
¡Si me han dicho que te has ido!
¡Cuánta nieve hay en mi alma!
¡Qué silencio hay en tu puerta!
Al llegar hasta el umbral,
un candado de dolor
me detuvo el corazón.

Nada, nada queda en tu casa natal…
Sólo telarañas que teje el yuyal.
El rosal tampoco existe
y es seguro que se ha muerto al irte tú…
¡Todo es una cruz!

Nada, nada más que tristeza y quietud.
Nadie que me diga si vives aún…
¿Dónde estás, para decirte
que hoy he vuelto arrepentido a buscar tu amor?
Ya me alejo de tu casa
y me voy ya ni sé dónde…
Sin querer te digo adiós
y hasta el eco de tu voz
de la nada me responde.
En la cruz de tu candado
por tu pena yo he rezado
y ha rodado en tu portón
una lágrima hecha flor
de mi pobre corazón.